jueves, 3 de enero de 2008



LA LIJA QUE LIJA

Quién no a sufrido el calvario de esa puerta que por causa de la humedad o el cambio de estaciones se ha hinchado y roza continuamente contra el suelo, trabándose de golpe y haciendo que en nuestro impulso por entrar en la habitación, nos demos un trompazo en toda la cepa la oreja.

Siempre estamos diciendo que la tenemos que arreglar pero el solo hecho de pensar en sacarla, limarla y volverla a colocar(con lo que cuesta encarar las bisagras)hace que lo vayamos demorando "Sine Die" y sigamos dándonos el trompazo de rigor todas la mañanas a las siete cuando cegados de legañas nos dirigimos al baño.

Cesad en vuestras cuitas. He aquí la respuesta a vuestras plegarias. Un simple pliego de papel de lija os librará de partiros los morros contra el maligno canto de la puerta.

Tomad una hoja de lija gruesa (recomiendo comenzar con un numero 3), introducirlo bajo la puerta justo donde esta empieza a atascarse. Sujetarla a ambos lados con los pies y comenzar a moverla de un lado a otro con firmeza hasta que comience a pasar con holgura.

Según vaya deslizándose, ir desplazando la lija hacia la zona de atasco hasta que poco a poco la dejemos completamente suelta.

Parece mentira lo rápido y sencillo que habremos solucionado un problema que nos tenía quitado el sueño, con un esfuerzo y gasto mínimo.

(Nota para nota) si queremos rematar la faena y que la puerta se deslice como una seda, pondremos la lija que hemos usado boca abajo y frotaremos sobre el papel una pastilla de jabón lagarto y haremos pasar la puerta sobre esta. "Mano de santo, oiga". Como se vé en la foto, se puede hacer hasta en pantuflas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy muy muy interesante y facil de asimilar-entender.saludos.

Jose Damian Garcia Jimenez dijo...

Hola, descubri tu blog en el comentario de colgado de las telecomunicaciones, ¿que cantidad de discos duros emm?

pues nada que el blog promete tiene muy buena pinta

nada mas un saludo